Es única en el mundo y vive en un pequeño municipio de Cundinamarca. También encontraron una salamandra que no se veía desde 1917.
Fue una afortunada casualidad. Cuando un grupo de estudiantes de la licenciatura en Biología de la Universidad Distrital de Bogotá estaba concentrado en rastrear el paradero de un sapito arlequín, en Supatá (Cundinamarca), el rutinario ejercicio de campo terminó convertido en una hazaña.
En medio de unas bromelias hallaron una vistosa rana amarilla, muy pequeña, casi del tamaño de una almendra.
Inicialmente los investigadores pensaron que era un anfibio común y corriente, tanto que algunos campesinos del lugar les dijeron que siempre habían visto muchos de esos ejemplares revoloteando por la zona rural.
Pero luego de capturarla, de analizar sus características y de ponerla frente a los ojos de científicos de la ONG Conservación Internacional (CI) se enteraron que tenían entre sus manos un animal único en el mundo, del que no se tenían registros y que se sumará a las más de 583 especies de anfibios que hay en Colombia (el Sistema de Información sobre Biodiversidad habla de 684), número que ubica al país como uno de los dos más biodiversos en esta clase de seres vivos en todo el planeta.
Como es una rana recién descubierta y endémica (exclusiva de un lugar) es poco lo que se sabe de ella. Pero hay certeza de que pertenece a un grupo conocido como 'ranas dardo', que son muy venenosas. Y lo más sorprendente para los científicos es que habita en una sola vereda y en un terreno que no supera las 20 hectáreas. Mide menos de dos centímetros y su veneno podría ser usado en la elaboración de fármacos para mitigar algunas enfermedades como el cáncer.
Este grupo de investigadores, que está apoyado por un par de estudiantes de las universidades de los Andes y Nacional, ya había logrado otro hallazgo.
En los bosques que rodean la laguna de Pedro Palo, en Tena, encontraron una extraña salamandra -anfibio similar a un lagarto en miniatura - que según los primeros análisis corresponde a una especie llamada Salamandra de Albán, también única en el planeta. Se trataría de un redescubrimiento porque no se veía desde 1917.
Por ambas revelaciones, el equipo universitario logró su recompensa. No solo consiguió el respaldo económico de Conservación Internacional. Además, la British Petroleum, firma inglesa que apoya esfuerzos en favor del medio ambiente, escogió un proyecto diseñado por los estudiantes llamado Atelopus, entre mil iniciativas de todo el mundo .
Recibirán dinero con el que podrán proteger la población de anfibios en Colombia (hay 208 especies en peligro), amenazada por los cambios climáticos y la deforestación.
"No sólo haremos investigación sino educaremos a la gente y a las comunidades sobre el valor que tienen estos animales para que los protejan de extraños y visitantes. Por su apariencia son odiados y maltratados, pero son clave a la hora de mantener un equilibrio en la naturaleza", dijo Giovanni Chaves, uno de los investigadores.
583 especies de anfibios hay en Colombia, según reportes del Biodiversity Reporting Award. El Sistema de Información sobre Biodiversidad habla de 684. Las cifras están entre las dos más altas en el mundo. De ese total, cerca de 208 especies están en peligro de extinción según el Libro Rojo de estas especies.
El grupo de investigadores lo integran: Jenny Gallo,
Nidia Rodríguez, Astrid Castellanos, Giovanni Chaves, Oswaldo Cortés, Fabián Tavera, Johan Longas, Sergio Pulido
Luis Alberto Rueda (Universidad de los Andes), Luz Dary Acevedo (Universidad Nacional).
JAVIER SILVA HERRERA
REDACTOR DE EL TIEMPO
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