Alias de narcoterroristas para intervenir en foros

Email enviado por los lectores de ElTiempo.com mostranto un grupo de Alias (nicknames) usados por personas de grupos terroristas para hacer comentarios y propaganda subversiva pro narco-terroristas de las FARc

Alias para intervenir en foros, como epaco, julianne, jaimebateman, emmaflood, faguadas, fabiolitasoraca, vico45, reimundo, todoslosdeportes, camargorueda, valverde55, , elpropiouribe, susanalaranita, miguelpaz, emory, emilianozapata, rebelion, niratlas, zapatoca123, argo2008, todatuya, julian33, padusa, venezolanolibre, guillermoc , electroestudiante , suneo, andrescaneo, jopeoro, eldoliente, raclator, skriptor, jator, sarahlorena, mariaoju, cucupaloma, rafat, elcomerciante, gaviotaluza, emmaflood, jmasjota, motorilia, fernandolealojeda, politicon, donbeni, nelgunner, juyintao, libertaavg, dugran, antiyanqui, yolisima, fflag, telesur, kasalguer, boyacaviva, legion6, gandolfo, getepe, paramacondo, opinador, comentariosincero, yoruba, motorilia, pietrodurock, francopinador, citoyen, albeiro4, elias7, wilsongo..

El violador de Ortega presidente de Nicaragua

Remedios Garcia Albert - Contacto de las FARc en España



Remedios García al salir ayer de la audiencia que la dejó en libertad. Debe pagar 12.000 euros.

Pregunta:
  1. los 12.000 Euros de donde salieron?
  2. Se debe investigar si esa plata es de los narco-terroristas de las FARc?

Operacion Jaque - Mario Vargas Llosa

Por Mario Vargas Llosa

La liberación de Ingrid Betancourt, junto con tres norteamericanos y once militares colombianos que llevaban muchos años como rehenes de las FARC, ha sido una hazaña de corte cinematográfico –la destreza, audacia y perfección del rescate hacía pensar en las proezas de Jack Bauer, el héroe de “24”- por la que hay que felicitar, antes que a nadie, al Presidente Álvaro Uribe, luego a su ministro de Defensa Juan Manuel Santos y a los anónimos oficiales de inteligencia de las Fuerzas Armadas de Colombia que la diseñaron y ejecutaron.

Esto parece obvio pero no lo es, pues cualquiera que haya ojeado la prensa y escuchado a los medios aquí en Europa en la última semana, diría que el verdadero héroe de la operación ha sido el Presidente francés Nicolás Sarkozy quien, sin haber intervenido para nada en la Operación Jaque –así fue bautizado el salvamento-, salvo para obstruirla y demorarla, es quien hasta ahora le ha sacado mayor provecho publicitario. Pero, ya sabemos, la política y los políticos son así.

El rescate no sólo pone fin a los indescriptibles padecimientos a que fueron sometidos a lo largo de muchos años Ingrid Betancourt y sus compañeros de cautiverio en manos de la organización narcoterrorista en que se han convertido las FARC. Además, pone en evidencia la naturaleza criminal y sádica de esta guerrilla para la que hasta apenas ayer el Presidente Chávez de Venezuela, con amplios apoyos en América Latina y en Europa, pedía la legitimación política internacional y que fuera borrada de la lista de partidos, movimientos y grupúsculos terroristas en que aparece, en lugar prominente, en la Unión Europea, los Estados Unidos y la comunidad de países democráticos. Después de haber escuchado el testimonio de la propia Ingrid Betancourt sobre las condiciones en que transcurrió su cautiverio y la conducta y actitudes de sus verdugos, esperemos que nadie –nadie que no sea imbécil o cómplice, se entiende- pretenda todavía presentar a las FARC como un romántico movimiento de idealistas que ha tomado las armas para luchar por la justicia y la igualdad de los colombianos.

Pero la conclusión política más importante que se desprende de la Operación Jaque es la lucidez de visión y el coraje de ese gran estadista latinoamericano que es Álvaro Uribe, el primer gobernante colombiano que, enfrentándose para ello no sólo a sus naturales enemigos –la guerrilla terrorista, el extremismo antidemocrático, los comunistas, Cuba, la Venezuela de Chávez y la internacional de tontos útiles al servicio de la revolución para América Latina- sino, también, a los gobiernos y partidos democráticos de buena parte del mundo que lo demonizaron y acosaron sin descanso todos estos años, ha demostrado en los últimos meses que las FARC no eran invencibles, ni siquiera populares, y que podían ser militarmente derrotadas, con el beneplácito y la resuelta colaboración del pueblo colombiano. No es de extrañar que Uribe, cuya discreción y casi mudez luego del rescate han sido casi totales, a diferencia del aprovechamiento frenético que ha hecho de él el mandatario francés, goce ahora de un 90% de popularidad, seguramente el más alto porcentaje de respaldo a un gobernante democrático en el mundo entero.

En las decenas de artículos y comentarios que he visto, leído u oído en la prensa a lo largo de la semana referidos a la liberación de Ingrid Betancourt no he visto uno solo que recuerde la insolencia y la insistencia con que el gobierno francés exigió al mandatario colombiano que evitara las acciones militares contra las FARC, y que diera muestras de apaciguamiento y buena voluntad contra la pandilla de asesinos, torturadores, secuestradores y narcotraficantes que anida bajo esas siglas, incluso liberando a uno de sus jerarcas, y las simpatías que mereció en la comunidad internacional la intromisión del Presidente Chávez, de Venezuela, y sus afirmaciones de que sólo él era capaz de conseguir la liberación de los rehenes en manos de las FARC (sus amigos y cómplices, como demostraron los ordenadores capturados en el campamento de Raúl Reyes).

Nadie se acuerda ya, por lo visto, que el Parlamento Europeo perpetró la ignominia, hace muy pocos años, de recibir al Presidente Uribe con un bosque de carteles de vituperios en manos de diputados socialistas, comunistas y hasta algunos liberales, como a un enemigo de los derechos humanos, y que Al Gore, cuando era vice-presidente de Estados Unidos, se negó a reunirse con él, alegando la misma razón. América Latina ha servido siempre a politicastros europeos y norteamericanos, y buen número de intelectuales, supuestamente demócratas, para darse un disfraz progre y una buena conciencia revolucionaria sin riesgo alguno. Es verdad que la capacidad del extremismo antidemocrático de izquierda para desacreditar y satanizar a sus adversarios es casi infinito, y, por ello, buen número de gobernantes y políticos latinoamericanos, temerosos de ser víctimas de esas campañas de desprestigio montados por la extrema izquierda, ceden y se dejan manipular y paralizar por unas supuestas fuerzas populares que, a menudo, como las FARC, resultan ser, a la postre, unos gigantes con pies de barro.

El Presidente Álvaro Uribe no pertenece a esa clase de políticos acomodaticios, pusilánimes y sin principios que tanto abundan en América Latina. Desde que asumió el gobierno dejó muy en claro que, en nombre de la legalidad y de la democracia, se enfrentaría a la guerrilla terrorista con resolución, a la vez que dejándole siempre una puerta abierta para negociar su rendición. Las fantásticas campañas lanzadas contra él en Colombia y en el exterior, y los atentados contra su vida, no lo hicieron cambiar un milímetro en esta línea de conducta que, muy pronto, fueron haciendo suyos sectores cada vez más amplios de la sociedad colombiana, a medida que, como resultado de aquella política, el Estado recuperaba las carreteras y regiones enteras del país, y un sentimiento de esperanza echaba raíces en la población. La Operación Jaque es la culminación de aquel progreso en la lucha contra la barbarie y el terror y un ejemplo de lo que debe ser la conducta de un gobernante democrático frente a quienes han desatado una guerra a muerte contra la democracia y la libertad.

La lucha de Uribe contra el terror se ha llevado a cabo sin menoscabar en lo más mínimo la libertad de prensa, la independencia del poder judicial, la oposición parlamentaria y extra parlamentaria, y haciendo al mismo tiempo un esfuerzo continuo para desarmar a las fuerzas paramilitares y combatir la corrupción, muy extendida por desgracia en el aparato político y estatal y aún en su propio entorno. Aunque ha habido errores y fallos, también en estos campos el progreso ha sido considerable, como lo comprueba cualquiera que vaya a Colombia y viaje por el país y hable con la gente, y lo haga con el espíritu abierto y sin prejuicios. Yo lo he hecho, varias veces en estos años, y cada vez tuve la impresión de que había un avance considerable y que no sólo la esperanza, también las instituciones y la economía mejoraban y las FARC retrocedían. Por eso me parecía una injusticia atroz que el gobernante democrático que con más talento y valentía defendía la libertad en América Latina tuviera en la escena internacional menos consideración y respeto que demagogos pintorescos y ruinosos para sus países como Evo Morales o Hugo Chávez.

¿Cambiarán ahora las cosas? Confiemos en que, por lo menos, algunos ingenuos abran los ojos y entiendan de veras lo que pasa en Colombia. Que la liberación de Ingrid Betancourt y sus catorce compañeros de martirio no fue una casualidad ni un milagro, sino consecuencia de una política inteligente, audaz y firme en defensa de la libertad. La única que corresponde a un gobierno democrático que no quiere suicidarse y entregar a su país al absolutismo y al terror.

¿Qué ocurrirá ahora? Si quisiera reelegirse por tercera vez, Uribe lo conseguiría con absoluta facilidad. Esperemos que no lo haga y que se retire al término de su mandato, para que no se diga de él que la codicia de poder enturbió la formidable tarea que ha realizado. Ahora ya sabe que sí hay en Colombia quien puede reemplazarlo con éxito en la política que ha llevado a cabo. Juan Manuel Santos, su ministro de Defensa, ha sido, en todo este tiempo, un colaborador, leal y tan firme como él en el objetivo por alcanzar, que es la pacificación de Colombia y el fortalecimiento de su democracia. Ambos están ahora más cerca que nunca en las últimas décadas.

* * *

Mario Vargas Llosa 2.008

JAIME BAYLY - 18 de Julio del 2008









20 de Julio - INDEPENDENCIA DE COLOMBIA

20 de Julio - INDEPENDENCIA DE COLOMBIA

Daniel Ortega el pedofilo borracho presidente de Nicaragua

El Socialismo

“El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, la prédica de la envidia, y su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”
Winston Churchil

Los últimos golpes a las FARc


No ve, doctor, me decía mi amigo cuando oíamos las emisoras que lanzaban al aire las consejas que circulan sobre la impecable operación de inteligencia militar que permitió el rescate de los tres norteamericanos y de los doce compatriotas que acaban de volver a la vida. No ve, insistía, que todo lo del pobre es robado. A fe que se tratara de los ejércitos de Suiza, Estados Unidos o Israel, para que nadie pusiera en duda su enorme ingenio, talento y su poder de ejecución.

Lo del pobre es robado, en efecto. Por eso nadie creía posible que tuviéramos tropas para dar de baja al ‘Mocho’, terror del suroccidente del país. Ni que fuera nuestra la inteligencia que puso entre rejas a ‘Simón Trinidad’, tan escondido como andaba en Quito. Menos que ‘Sonia’ pasara de nuestros calabozos a los de los EE.UU.

Imposible que sin ayuda bombardeáramos al ‘Negro Acacio’. Porque con ese, apostaban muchos, jamás podríamos. Ni que nos metiéramos al campamento de ‘Carlos Antonio Losada’ para dejarlo muerto o inútil y que en la misma acción muriera el tal ‘Cristóbal’, diablo de las milicias urbanas y cerebro del Partido Comunista.

Nadie se comía la historia del rescate del actual Canciller, obra combinada de las Fuerzas Militares y de su indomable voluntad de lucha. Tampoco se recuperaban de su asombro los que supieron cómo cayó ‘Martín Caballero’, el verdugo de los Montes de María. A no mucho andar, perecieron los dos sustitutos de ese mando, dejando prácticamente extinta la columna caribe de las Farc. Lo mismo pasaría con aquella que se metiera al corazón de Cali para robarse entera la Asamblea y que quedó huérfana con las bajas de ‘J.J.’ y de su segundo. Dicen algunos que en estúpida retaliación fueron vilmente asesinados los diputados cautivos. Pero tamaña crueldad no resucita muertos.

Por los lados de la zona cafetera, en doloroso pero inevitable intento de rescate de Diego Mejía, había muerto su asesino, ‘Muelas’. Y en el occidente de Caldas, vecindades de Quinchía, desaparecido el último reducto del EPL en esa zona. Parece mentira todo aquello.

Pero faltaba lo mejor. Porque el primero de marzo desarrollaron las Fuerzas Militares la operación Fénix, en la que desapareció ‘Raúl Reyes’, vergüenza de la humanidad y cruz de Colombia. Fue tan perfectamente planeada y ejecutada, que los protectores de las Farc, Chávez y Correa, insisten en que lleva el sello de la tecnología y las armas gringas. Lo del pobre es robado. Por fortuna, la felicidad que ese triunfo nos produjo, nadie se la lleva. Con ‘Reyes’ se enterraba también a ‘Tirofijo’. Dos pájaros de ese tamaño en un sólo día, no es mala caza. Pero sumen la muerte de otro miembro del Secretariado, que es como la cabeza del hampa, la de ‘Iván Ríos’, a manos de uno de sus hombres, que es como morirán todos, si no se entregan pronto. Para completar este cuadro de hazañas increíbles, la más sanguinaria, feroz, implacable guerrillera, ‘Karina’, no tuvo más remedio que pedirle a nuestro Ejército perdón y comida.

Así andábamos cuando nos sorprende la noticia de este rescate, fruto magnífico de la más limpia valerosa acción de inteligencia militar jamás cumplida en el mundo. Demasiado bueno, le parece a muchos, los que no saben que hemos pagado estas alegrías al precio de amarguras infinitas. Y por ser demasiado bueno ha de ser ajeno. Porque, como arriba decíamos, lo del pobre es robado.

Fernando Londoño

JAIME BAYLY - 7 de julio del 2008





El messenger de las farc