Los dos animales fueron llevados al páramo de Bijagual, cerca de Tunja (Boyacá), por la Secretaría Distrital de Ambiente, que las cuidó y recuperó durante más de nueve meses.
La historía de estas aves, que se caracterizan por vivir por encima de los 2.700 metros sobre el nivel del mar, se remonta al 2005 cuando una de ellas fue encontrada en la plaza de mercado del barrio Restrepo.
El otro ejemplar, una hembra joven de plumaje gris, color característico de esta especie, estaba retenida en el barrio San Cristóbal.
Como ninguna de las dos podía volar, porque tenían sus plumas cortadas, sus captores las entregaron voluntariamente a la Secretaría.
Desde ese momento, contó el zootecnista especialista en fauna silvestre Norberto Leguizamón, comenzó un trabajo paciente para rehabilitarlas y convertirlas nuevamente en animales salvajes.
También se mantuvieron en condiciones especiales para que sus plumas mudaran, y como si fueran un par de atletas que se preparan para una competencia, se les diseñaron sesiones de vuelo para que estuvieran listas físicamente para revolotear nuevamente por el cielo.
"Logramos que recuperaran su desconfianza a los seres humanos y se les forzó a cazar el alimento. Incluso se les obligó a resistir periodos de hambre para tratar de simular las condiciones que encontrarán en el medio natural", explicó el experto. Las águilas comen principalmente roedores, conejos, patos, reptiles e insectos.
"Su comportamiento ya es adecuado, por ejemplo ya son ariscas. Y el sitio que fue escogido es muy bueno porque la oferta alimentacia para las aves es buena y está lo suficientemente alejado de las zonas urbanas", agregó Leguizamón.
De ahora en adelante, las dos águilas serán monitoreadas visualmente y les fueron atadas a sus garras anillos de aluminio que tienen inscritos los números de los teléfonos móviles de las personas encargadas de su cuidado. Además, sus alas fueron marcadas con tintura de color para que puedan ser detectadas a la distancia.
En todo este proceso, al igual que en su liberación, participaron especialistas del Instituto Von Humboldt.
Las águilas de páramo o reales no son una especie en vías de extinción, aunque es común que sean cazadas como parte de actividades deportivas.
En Colombia pueden hallarse en Cundinamarca, Cauca, Huila y Nariño, y específicamente en los parques Chingaza y Sumapaz, en la Sierra Nevada del Cocuy, en el páramo de Guicán (Boyacá), en el sur del nevado del Ruiz y en el volcán Puracé.
Javier Silva Herrera-Redactor de EL TIEMPO
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