Raul Cuero cientifico colombiano


Raúl Cuero fue galardonado por una investigación en la que con un material sintético similar en 80 por ciento al suelo de Marte demostró sus propiedades purificadoras frente a agentes radiactivos.

Cuero, hijo de una lavandera y un cargador de bultos en Buenaventura, dice haber sacado su creatividad de las precariedades de su infancia.

Este científico e investigador colombiano, que se crió entre ranchos de bahareque y cemento limpio, mostró que del planeta Marte se pueden traer importantes beneficios a este mundo.

Como parte de su investigación, tuvo que desarrollar unos filtros que eliminan compuestos tóxicos químicos y material radionuclear a través de electroquímica.

La hoja de vida de este científico está llena de estudios y reseña 10 inventos, algunos patentados y el resto en el proceso. Y el año pasado apareció nominado al premio Sri Sri Ravi Shankar, creado para exaltar los valores humanos.

Biólogo de la universidad del Valle, Cuero tiene una maestría en ciencias y patología en la universidad de Ohio; un Ph.D en microbiología de la Universidad de Strathclyd, en Glasgow (Escocia); desde hace 17 años trabaja en los laboratorios de la universidad de Prairie View en Texas y es microbiólogo en la Nasa.

"Soy de los primeros que demuestro que el suelo de Marte tiene una gran importancia en la tierra para eliminar sustancias químico tóxicas y material radionuclear", explicó con orgullo Cuero a un grupo de niños en Manizales, donde creó el primer campamento científico infantil.

Hace tres años este científico colombiano desarrolló también una sustancia que despierta genes que tienen dormidos las células de las plantas, lo que genera resistencia al ataque de microbios patógenos y aumenta su contenido de proteínas. La patente fue adquirida por Vanson-DuPont, reconocida compañía química.

Su entrada a la ciencia no fue ni en laboratorios ni leyendo libros. Fue en su casa con una observación intensa, pues allí jugaba con cucarachas y lagartijas, a falta de juguetes.

"Mi niñez fue en Buenaventura con escasos recursos materiales y económicos, pero no la cambiaría por ninguna otra porque fue muy apoyada espiritualmente", afirma Cuero, quien creció entre 12 personas: sus padres, abuelos, tatarabuelos y tías.

A los 7 años, le atraían los insectos porque le gustaba verlos caminar. Así percibió que al ausentarse una cucaracha, su compañera la buscaba. Con las lagartijas, el científico recuerda que se preguntaba por qué estos reptiles permanecían en el cemento de las paredes de su casa y no en la madera. Después descubrió que era por la frescura de los ladrillos.

A los 12 años con la ayuda de un profesor español en su colegio Pascual de Andagoya, ya leía religión, historia y los libros de los grandes pensadores como Kant, Voltaire, Shopenhauer y Rosseau.

Cuando llegó a Univalle era famoso por sus 1,95 de estatura y su destreza para el baloncesto. Pero un profesor visitante de Estados Unidos se fijó en otra cosa: cómo Cuero había hecho crecer 13 centímetros en un laboratorio a una planta parasítica, la cual vive de otra porque no produce clorofila. De inmediato lo invitó a Estados Unidos y allí empezó sus estudios.

Veinte años más tarde regresó a Colombia, a donde suele venir con alguna frecuencia para promover la ciencia y la idea de que para sobrevivir en este complejo mundo se tiene que hacer algo innovador.

MANIZALES Y CALI