En una cueva de Gámeza (Boyacá) aparecieron restos de dos niños y una mujer muiscas, que según los expertos tienen 500 años
Un campesino llegó hasta la cueva, atraído por el nido de un águila. Descubrió los restos entre rocas y grietas e impactado bajó hasta el pueblo y dio aviso a la Policía.
Los agentes del CTI concluyeron que se trataba de una fosa común, a propósito de un enfrentamiento que se produjo en ese sitio entre la Fuerza Pública y guerrilleros de las Farc, que intentaron tomarse el pueblo hace 8 años. Ese día, varios guerrilleros murieron.
Alertados por los policías, el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía de Sogamoso envió a un grupo de detectives hasta el sitio.
Por las dificultades del terreno, a la cueva solo pudieron llegar el investigador Juan Gabriel García Murcia y un agente de la Policía, quienes se llevaron una sorpresa más grande que la del campesino.
En vez de fosas comunes y restos de combatientes, encontraron lo que podría convertirse en uno de los tesoros arqueológicos más importantes de Boyacá.
Las primeras indagaciones indican que se trata de restos indígenas con más de 200 años de antigüedad.
El hallazgo incluye el cuerpo de un niño envuelto en una manta, un cráneo, la parte inferior de una mandíbula y varios huesos.
El médico forense Néstor Castillo, quien analizó los restos, aseguró que en ellos no existe señales de violencia.
Según explicaron en el CTI, al médico le llamó la atención que el cuerpo envuelto presentaba momificación. Por eso, él conceptuó que el niño habría vivido hace más de dos siglos.
Castillo sugirió a los investigadores remitir los huesos a la sección de Antropología del Instituto Nacional de Medicina Legal de Bogotá.
El cuerpo momificado se parece bastante a las momias que se conservan en el Museo Arqueológico de Suamox, en Sogamoso.
Por eso, los investigadores decidieron pedirle un concepto al fundador del museo, el antropólogo Eliécer Silva Celis. El experto confirmó que pertenecen a los muiscas.
Familia con linaje
La directora del museo, Margarita Silva, dijo que los huesos son de tres individuos: de un bebé que murió en el vientre de la madre, de un niño y de una mujer joven.
Agregó que el cuerpo del bebé tiene alrededor del cuello tres cordones y una bolsita. Está envuelto en una manta y fue sepultado con una totuma muy pequeña, que se utilizaba como ofrenda.
Al parecer, integraban una familia de alcurnia, porque fueron sepultados en un sitio de difícil acceso y encumbrado en las montañas.
En el museo manifestaron que los restos pueden tener más de 500 años, ya que los muiscas habitaban el altiplano cundiboyacense a la llegada de los españoles.
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