Silvano Parra recorre las calles de la localidad de Ciudad Bolívar, cumpliendo con su trabajo como agente de la institución policial.
Lleva 42 años en las filas. Si hubiera hecho carrera como oficial, Parra o 'Parrita', como le dicen sus compañeros, sería el general más antiguo de la Policía y, quizás, director de la institución.
Enfrentó las primeras ráfagas del M-19 en la toma del Palacio de Justicia, recorrió el país para cumplir diferentes misiones y uno sus hijos, que le siguió los pasos, murió en un operativo de erradicación de cultivos ilícitos.
"Nací en Jesús María (Santander). Llegué a Bogotá a los 14 años y empecé a trabajar en una cigarrería. Tres años después me encontré con un paisano y amigo que me convenció para que entrara a la Policía. Tenía 17 años", cuenta el dragoneante Parra.
Sus primeras misiones las cumplió en el departamento de Bolívar, bajo el mando del entonces coronel Francisco José Naranjo Franco, padre del actual director de la Policía, el general Óscar Naranjo.
A la hora que comenzó la toma del Palacio de Justicia, en noviembre de 1985, el dragoneante Parra recibía el turno de vigilancia en la estación del barrio Las Cruces, a cuatro cuadras del lugar.
'Nos tiraron granadas'
"Estábamos formando y nos dijeron que había un asalto a un banco que quedaba diagonal al Palacio. Inmediatamente nos dieron subametralladoras Uzi, corrimos por la carrera Séptima y cuando íbamos llegando a la Plaza de Bolívar los guerrilleros, armados con una ametralladora M-60, dispararon ráfagas y lanzaron granadas.
"Entonces llegó el señor coronel, comandante de la estación, y nos ordenó que tuviéramos cuidado, que era una toma guerrillera. Que teníamos que meterla toda para defender el palacio.
"Perdimos a nuestro comandante inmediato, el teniente Rodríguez, de la sección de vigilancia, y a cuatro compañeros más que laboraban con nosotros en la estación", relata.
El dragoneante Parra también enfrentó la perdida de su hijo mayor, el capitán Samir Parra, piloto de la Policía. Ocurrió el año pasado en un accidente aéreo en la Sierra Nevada de Santa Marta.
"Era el piloto del helicóptero que transportó al personal para una erradicación manual de coca y que alcanzó a descender de la nave cuando empezó a fallar.
"Mí hijo le dijo al copiloto que se salvara y él le respondió: 'mi capitán, con usted hasta la muerte'.
"Trataron de impulsar la nave para sacarla a un claro, pero no alcanzaron y el helicóptero se fue contra la roca. Allí pereció mi hijo. Tenía 27 años", relata Parra.
El segundo hijo del policía más antiguo del país también decidió seguir su ejemplo y hace curso de oficial en la Escuela General Santander. Hoy, el dragoneante Parra, que labora en Ciudad Bolívar, sur de Bogotá, y se prepara para retirarse de las filas el próximo mes de febrero, recuerda un episodio ocurrido hace 34 años como su mayor alegría en cumplimiento de su deber.
"Fue en el Socorro (Santander), en el año 73. Se desbordó una quebrada llamada la Jaboncilla y perecieron dos personas. A una niña de 7 años la arrastró la quebrada. Me lancé a las aguas enfurecidas y con la ayuda de otras personas, que me tiraron un lazo, logré rescatarla.
"De esa ocasión aún conservo una felicitación que me entregó el comando del distrito del Socorro", recuerda.
A dos meses de su retiro, el dragoneante Parra, antes de colgar el uniforme, aconseja a sus compañeros novatos: "El Policía debe ser honesto y transparente en su forma de actuar".
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