Cómo hizo el municipio más peligroso de Brasil para combatir la inseguridad

Se puede reducir la criminalidad sin mano dura ni pena de muerte. Eso pasó en Diadema, un municipio de San Pablo que se había convertido en el distrito más peligroso de Brasil. Los resultados fueron contundentes: la tasa de homicidios bajó de 110 cada 100 mil habitantes en 1999 a 34 cada cien mil en 2004, los asesinatos se redujeron de 374 en 1999 a 80 en 2008 y la violencia doméstica cayó un 90 por ciento. Los funcionarios de Diadema, que queda a 17 kilómetros de la superpoblada San Pablo, lo consiguieron gracias a un plan que incluyó la creación de una secretaría de seguridad pública, una ordenanza que cerró los bares a las 11 de la noche para bajar el consumo de alcohol y las peleas, obras públicas, ayuda escolar para los alumnos que dejaron estudios y asistencia a las familias.

El municipio tiene la segunda mayor densidad de población en Brasil, con 400 mil habitantes en 30 kilómetros cuadrados y unas 1.500 industrias. La falta de trabajo fue lo que disparó la tasa de homicidios, que subió un 49% en tres años: fue de 1995 a 1998. Al año siguiente, batió la marca de un crimen por día. En las elecciones de 2000, la nueva administración del Partido de los Trabajadores decidió incluir la seguridad pública como prioridad en su agenda y creó la Secretaría Municipal de Defensa Social de Diadema. Fue el punto de partida del cambio.

Se empezó con un mapa de las acciones criminales y un diagnóstico para realizar intervenciones específicas: una de las principales fue regular las actividades de los 1.800 bares de la ciudad que tuvieron que cerrar entre las once de la noche y las seis de la mañana. Otra fue la fiscalización de los comercios y la ocupación de los espacios públicos. Fue así como se redujo el 66,39% de los homicidios entre el 2001 y 2007 y el 79,63% en los homicidios entre jóvenes de 16 a 20 años. “En 2001, hubo un pico muy alto de homicidios y la moral de nuestra población estaba muy baja: los empresarios se fugaban a otras ciudades más seguras o agradables donde vivir y los jóvenes de clases bajas que se veían obligados a quedarse tenían vergüenza de decir que vivían en Diadema. Por eso, sin mucha experiencia, hicimos un análisis sobre cuáles eran las principales causas de criminalidad”, dice el secretario de secretario de Defensa Social de Diadema, José Francisco Alves.

Diseñaron varios planes: Reducción de la Criminalidad de la Secretaría de Defensa Social, el Proyecto Adolescente Aprendiz y Adolescente Trabajador, el Fondo Municipal de Seguridad, el Consejo Municipal de Seguridad, la Central de Videomonitoreo, el Observatorio Municipal de Seguridad y un aumento del 70% en los sueldos de la guardia municipal. La experiencia sirvió para otros municipios: Barcelona, Marruecos, Camboriú tomaron nota de la iniciativa. 

“El programa Joven Aprendiz buscó que los chicos de 12 a 17 años de las áreas de mayor vulnerabilidad social cuenten con becas para terminar sus estudios y lo mismo el programa Joven Trabajador, para después de los 17 insertarse en el mercado laboral. Otro de los programas que implementamos a partir del análisis fue el del cierre de los bares a las 23: fue porque todos los crímenes ocurrían cerca de esos establecimientos y quienes cometían los asesinatos habían bebido en él. El porcentaje bajó de 360 asesinatos en 2001 a 80 en 2008. El cierre temprano de los bares también posibilitó la reducción en un 90% de la violencia familiar: fue por los problemas que traía el exceso de alcohol”, dice el responsable del área de seguridad de la ciudad. Los chicos fueron eje de una campaña de desarme para que canjearan armas de juguete por otros chiches y se anotaran en un Club de Guardia que organiza distintas actividades de recreación.

Ahora en Diadema, además de los planes sociales, conviven las cámaras de seguridad en las zonas de mayor riesgo, un servicio de mediación de conflictos entre vecinos, la central de monitoreo y la guardia municipal –creada por el programa para resguardar la tranquilidad en lugares públicos como parques y plazas–, los oficiales de la policía municipal, la estadual (de la provincia de SP) y la Policía Militar. “Todos los días, además, se confecciona un boletín sobre dónde ocurrió un crimen, cuál es la zona, el horario, se analiza el acto y, al final de la semana, se deciden las acciones a seguir”, aclara Alves. El intendente Mario Reali aseguró: “La reducción constante de la criminalidad es el resultado de las políticas de prevención y de diagnóstico implantadas en Diadema a lo largo de los últimos ocho años. La seguridad es un derecho de cada ciudadano y nuestro objetivo es mantenerlas integradas con los programas sociales.”

¿Existen casos de gatillo fácil o abuso policial? ¿Los pobladores no le temen a la policía?

–No, no existen. Los pobladores antes le temían a la policía, pero ahora al ver la reducción de la criminalidad, se dio un acercamiento natural y ya no le tienen miedo. 

¿Cuáles son los nuevos proyectos para 2009?

–Estamos frente a la implementación de un programa, Mujeres de la Paz, donde 300 mujeres serán convocadas, formadas y capacitadas para divulgar la paz. Será para hablar con los vecinos en la calle o en sus casas y formar conciencia sobre el tema. 

¿Cuál considera que es el éxito de esta iniciativa de seguridad en Diadema?

–Es imposible analizar la seguridad sin tener en cuenta la situación económica de las personas. En Diadema bajó la criminalidad pero también mejoró la situación económica. Cuando el 20% de la población activa estaba desempleada no sólo había inseguridad, también colapsaron los servicios públicos como la salud o la educación. Ahora el desempleo bajó en ocho puntos: más de 30 mil personas obtuvieron empleo. Eso también ayudó.