Alrededor de 11.000 documentos han sido recuperados de los computadores que las autoridades colombianas encontraron tras bombardear un campamento guerrillero en marzo. Ese ataque mató al líder rebelde Raúl Reyes.
Pero basta con registrar tan solo una porción de los documentos, como lo hice recientemente, para ver que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) están unidas por dos elementos.
El primero es la globalización de su lucha armada. Los aliados y proveedores de las Farc vienen de lugares tan distantes como Australia, China, Rusia, Medio Oriente y toda Latinoamérica. Algunos son camaradas ideológicos -tanto adentro de los gobiernos como fuera, operando como células ilegales-, otros son miembros de redes de crimen organizado. Ambos son cruciales para la sanguinaria búsqueda de las Farc por alcanzar el poder.
El segundo elemento en común es la guerra propagandística. Los rebeldes de las Farc no sólo asumen que pueden manipular a la opinión pública internacional argumentando una agenda “humanitaria”; cuentan, además, con ella.
Todo esto es facilitado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Las Fuerzas Armadas colombianas han ido ganando terreno en la lucha contra las Farc, hasta el punto de que las operaciones de la guerrilla están a punto de venirse abajo, tal como el reportero de Wall Street Journal José de Córdoba escribió hace unas semanas. Pero los documentos revelan que la ayuda del señor Chávez está prolongando la guerra, manteniendo viva la esperanza de las Farc.
El Presidente venezolano ha sido creativo a la hora de pensar cómo ayudarles a los rebeldes. Según los documentos, les ha ofrecido entre US$250 millones y US$300 millones, pero eso no es todo. En un memorando redactado en febrero y dirigido al Estado Mayor de las Farc, dos líderes rebeldes que recientemente se habían reunido con el señor Chávez proponen algunos planes para hacer dinero. “Él nos ofreció la posibilidad de un negocio en el que nosotros recibiríamos una cuota de petróleo para venderla afuera del país, que nos dejaría con una jugosa ganancia”. También hubo una oferta relacionada con algunos contratos estatales en Venezuela.
En enero de 2007, los rebeldes escribieron un memorándum explicando que un general venezolano les dijo que podían utilizar el puerto de Maracaibo para ingresar cargamentos de armas traídos desde el extranjero a través de Venezuela. Ya en septiembre, los cargamentos estaban siendo alineados.
“Ayer recibí a dos proveedores de armas australianos -le escribió un rebelde al Estado Mayor- gracias a un contacto hecho a través de Ramiro (un salvadoreño). Los australianos nos ofrecen muy buenos precios para todo lo que necesitamos”. La lista incluye ametralladoras de calibre 50, pistolas, rifles para francotiradores, rockets y misiles. “Todo este material es fabricado en Rusia y China -escribió- y el cargamento tardará alrededor de un mes en llegar a Venezuela”.
Y por si acaso todo este armamento no mutila y asesina los suficientes civiles para doblegar al Gobierno colombiano, el señor Chávez y las Farc han estado trabajando conjuntamente en el plan B: un esfuerzo para legitimarse ante los ojos de la comunidad internacional, tildando al presidente colombiano, Álvaro Uribe, de terco y descorazonado.
Se suponía que ése sería el golazo, después de que el señor Chávez se ganó el papel de “mediador” en el esfuerzo para liberar a algunos rehenes de las Farc, incluyendo a la franco-colombiana Íngrid Betancourt. Pero una serie de pasos en falso en sus relaciones públicas, que culminaron con un infructuoso viaje para entrevistarse con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, destruyó toda credibilidad que, como mediador, hubiese podido tener y disfrutar.
Mary Anastasia O’Grady
The Wall Street Journal: las ayudas de Hugo Chavez a las FARC
jueves, junio 05, 2008 at 10:18 a. m.
Labels: Álvaro Uribe, Chavez, Correa, Ecuador, Los Buenos Muertos, narco-terroristas, Nicaragüa, Venezuela
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