Un empresario colombiano convirtió un Willys en una cafetera rodante

El dominio de internet "Camperitos del Café: www.CamperitosdelCafe.com" se encuentra disponible. Dejanos un comentario en este blog y nos ponemos en contacto.


Después de 40 años de una vida alrededor del grano, Francisco Francio llama a su proyecto 'Camperitos del café'.

El empresario, nacido en El Cairo (norte del Valle), sueña con estar en la Quinta Avenida de Nueva York vendiéndole a cada colombiano un tinto y un pañuelo.

Cree que los pañuelos se necesitarán cuando sus compatriotas lloren de emoción al beber el café que procesa en la original cafetera que construyó: en la carrocería de un viejo Willys 52.

Preocupado no solo por el sabor sino por el aroma, y con una inversión de casi 10 millones de pesos, adaptó el vehículo con las máquinas necesarias para tostar y moler el grano, pues está convencido de que "el aroma es el que vende".

Franco decidió compartir su idea con un socio capitalista, Carlos Liévano, quien lo ha ayudado a ensamblar cuatro Willys más con la marca 'Camperitos del café', que ofrecen su producto en Pereira. Además, es uno de los proyectos estrella de la 'Ejefranquicias 2006', que se realiza desde ayer en la ciudad.

Un carro familiar

En el negocio participa toda su familia, porque, dice, "la idea era montarlo bien chévere", Por eso, vistió a su mujer, a su hija de 13 años y a su hijo de 8 con los atuendos de la chapolera y el caficultor, para que quien tomara su tinto se sintiera en el cafetal.

También permitió que 'Metralleta', un guitarrista popular en Cartago, diera sus conciertos de música campesina al lado del vehículo.

Fue tal su éxito que se quedó en Cartago. Allí, entre las 6:00 de la tarde y las 12:00 de la noche, la gente hace fila para disfrutar de una deliciosa bebida, a solo 500 pesos el tinto ó a 1.500 el capuchino. También vende amaretto, carajillo, expreso y café loco.

Franco, un hombre sencillo de 40 años, recuerda que el proyecto surgió en el 2003 en Quimbaya (Quindío), cuando pensó que quería ofrecer algo auténtico. Entonces reunió los seis millones de pesos que le costó el viejo Willys modelo 52 y que está cargado con costales llenos de café e imágenes de carrieles y la bandera de Colombia.

La vida de Franco siempre ha sido el café. A los 12 años ya era recolector del grano en fincas de su pueblo. "Pero un día, todo mojado por la lluvia y picado por los mosquitos dije: esto no es lo mío. Entonces le pedí a mi mamá una 'ollada' de tinto. Luego fui a la finca y se los vendí a cien trabajadores... acabé con la 'ollada' rapidito".

Hace 12 años, en Buenaventura, creó la primera cafetería rodante con una máquina de expreso ensamblada en un triciclo.

Luego fue a Cartago, donde empezó a trabajar con triciclos, que todavía funcionan, vendiendo tinto en el día; luego fue en un campero Suzuki y más tarde en una vetusta camioneta Volkswagen. Ambos intentos fueron fallidos y solo le dejaron pérdidas.

Pero su suerte cambió con los 'Camperitos del Café', con los que todas las noches en Cartago ofrece la bebida, sin dejar de soñar que algún día podrá caminar por la capital del mundo.

"No es solo un un tinto lo que vendo, es algo más, le vendo Patria, porque el Willys ha forjado la zona cafetera", dice con orgullo.

El café en almendra se vuelve bebida caliente en pocos minutos

1. El grano tipo exportación se saca de una góndola para 2 kg. de café en almendra. Rinde unos 500 tintos.

2. Pasa luego a un tostador que cada 20 minutos procesa unos 300 grs., que alcanzan para unos 70 tintos.

3. Manualmente se echa en el molino, el cual desprende un agradable aroma que se esparce por el ambiente.

4. Al salir de la molienda pasa a la máquina de vapor donde se destila. La bebida se sirve en vaso desechable.

FRANCISCO ARIAS BONILLA
EDITOR EJE CAFETERO DE EL TIEMPO
PEREIRA

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