Indígenas paeces producirán su propia bebida para competir en la 'guerra de las colas'



En Tierradentro (Cauca) fabrican la gaseosa Coca-Sek, a base de hoja de coca. La fórmula es hoy el secreto mejor guardado en esa zona.

Ellos dicen gozarse una Coca-Sek, bebida dulce al paladar, cuando el dios Sol brilla con todo su esplendor y les provoca calor. Entonces, sacan la botella con líquido amarillo traslúcido, y beben.


Consideran que la bebida puede estar a la altura de las grandes del mercado y sólo cuentan que han descubierto la Coca del Sol, la gaseosa nasa que lanzarán el próximo 16 de diciembre durante las fiestas de Inzá, en el oriente del departamento.


La receta y los primeros ensayos de esta bebida con la que pretenden ingresar al competido mercado de las colas permanecen ocultos en las onduladas tierras del resguardo de Calderas de Inzá, donde se promueve una industria de alimentos y bebidas.


Lo único que revelan es que la base de su producto es la hoja de coca.


"La Coca-Sek es una simbiosis del mundo indígena y del mestizo, pensamos mucho en la manera de penetrar occidente y nos dimos cuenta de que el ideal era una gaseosa", cuenta David Curtidor, uno de los líderes del proyecto.


Es optimista y piensa que la Coca del Sol tendrá éxito entre los sedientos porque en Colombia, dice, la gaseosa no necesita de mayor publicidad ni de grandes estrategias comerciales.



Por ahora, los paeces no tienen planeado que el envase se sume al boom de las botellas no retornables, la familiar o hasta la que es baja en grasa.


Los nativos dicen que el envase no tendrá una forma sugestiva, como los de las otras colas. Pero sí será retornable para que el precio por unidad no pase los 1.000 pesos.


Para la producción de la gaseosa los paeces escogieron la hoja de coca de mejor calidad, la de más sabor, conocida como la variedad neogranadense.


Aseguran que sólo en las tierras del Cauca los helechos crecen casi tres metros y el agua se resbala, como en un tobogán, por las montañas.


Años de pruebas


La primera degustación de Coca Sek fue ofrecida el pasado 24 de noviembre durante una conferencia de Dionisio Núñez, diputado boliviano que estuvo en Popayán. En esa oportunidad vendieron unas cien unidades de la gaseosa envasada en botella de vidrio sin etiqueta por un valor de 1.500 pesos.


Los catadores, la mayoría investigadores del proceso cocalero latinoamericano y estudiantes de antropología, quedaron satisfechos con el sabor de Coca-Sek, gracias a que en estos últimos seis años los productores se tomaron la tarea de darla a probar a mestizos, blancos y extranjeros, hasta que les dieron el visto bueno.


La aprobación de los indígenas era importante pero no objetiva, ya que estas comunidades están acostumbradas al sabor de la coca, cuentan los fabricantes.


La bebida conserva el sabor terroso de la coca (que se aprecia cuando se toma agua aromática de esa planta), es bastante dulce (como el de cualquier otra gaseosa) y su color es amarillo traslúcido, lo que la hace totalmente diferente a las demás gaseosas. Sin embargo, la fórmula, que no tendría endulzantes artificiales, aún no ha sido patentada.


Dicen que no vale la pena registrar como propio algo que pertenece a la cultura de los pueblos latinoamericanos.


Además de la gaseosa, también preparan pan de coca, tortas, vino y agua aromática, todo porque intentan mostrar que se puede crear un mercado de lo propio para enfrentar al Tratado de Libre Comercio. Pero, además, que la hoja de coca puede tener un uso sano.


Por ahora, unos 10 indígenas paeces trabajan en Calderas en la producción de 3.000 gaseosas que venderán en Inzá y para lo que han utilizado 12 arrobas de hoja de coca.


"Esperamos que la gente se tome la nuestra y no las otras porque esta sí es salida de la verdadera tierra y, sobre todo, es nacional", enfatiza Curtidor

ADRIANA ESPINEL RUBIO
Corresponsal de EL TIEMPO
POPAYÁN

Inaugurado en Popayán el centro comercial Plaza Colonial, el primero en la ciudad

Con 34 locales, plazoleta de comidas, cafés, cine-bar y juegos infantiles, el Plaza Colonial abre hoy sus puertas. Yaneth Castaño


En una ciudad en donde los edificios con ascensores son apenas seis, la llegada de la primera escalera eléctrica es todo un acontecimiento.

Y no porque sus habitantes vivan aún en la Colonia, sino porque va a funcionar en el corazón del sector histórico.

Durante los últimos diez meses, los ojos de los payaneses estuvieron fijos en el centro comercial Plaza Colonial, construido en la antigua sede de la Caja Agraria, donde instalaron una escalera eléctrica. Durante el ascenso se aprecia el mural alegórico al agro que el maestro caucano Augusto Rivera Garcés pintó para el banco.

Más de 4.000 millones de pesos costó la remodelación de esa casona que perteneció a los hermanos José Manuel y Nicolás Olano y que casi sucumbe bajo el fuego cuando, siguiendo la práctica del siglo pasado, la incendiaron para evitar que la lepra, que afectó a la familia, se propagara por el resto de la ciudad.

El Plaza Colonial, el primer centro comercial en esta capital con 468 años , es una novedad para los payaneses, acostumbrados a comprar en Cali o Bogotá.

En el edificio –construido por Franquicias de Colombia– se conjugan detalles arquitectónicos modernos con la tradición de Popayán.

El ingeniero Guillermo Rojas, director de la obra, tuvo que lidiar con la Curaduría Urbana, que se negaba a autorizar el desmonte de las rejas de las ventanas para dejar sólo vidrios. Ganó, pero tuvo que conservar los andenes adoquinados.

El Plaza generará 120 empleos directos y 350 indirectos. “Es un espacio para la familia pero, sobre todo, para la juventud payanesa, que se merece lugares para el esparcimiento”, explicó Rojas.

POPAYÁN (Diciembre 1 de 2005, ElTiempo.com)